Colaborador de la UNAM, Nobel de Física

El canadiense James Peebles y los suizos Michel Mayor y Didier Queloz son los ganadores del Premio Nobel de Física 2019, que entrega la Real Academia de las Ciencias de Suecia.

Didier Queloz, investigador de la Universidad de Cambridge y colaborador en el observatorio SAINT-EX de la UNAM, y Michel Mayor, de la Universidad de Ginebra, fueron premiados por el descubrimiento del primer planeta fuera del sistema solar (exoplaneta) que orbita alrededor de una estrella similar al Sol.

James Peebles, quien es profesor en la Universidad de Princeton, de Estados Unidos, fue galardonado por sus hallazgos teóricos sobre la cosmología del universo.

Mayor y Queloz fueron distinguidos por el descubrimiento en 1995 del exoplaneta 51 Pegasi b, un gigante compuesto principalmente de gas, el primer planeta hallado afuera de nuestro sistema solar que orbitaba alrededor de una estrella parecida al Sol y que creó el concepto de exoplanetas. El hallazgo fue registrado en el observatorio Haute-Provence, en el sur de Francia.

Desde 2016, Didier Queloz participa en el telescopio SAINT-EX (Search and Characterisation of Transiting Exoplanets) de esta casa de estudios, cuyo objetivo es encontrar, desde el Observatorio Astronómico Nacional de San Pedro Mártir, exoplanetas alrededor de las estrellas más pequeñas y frías del universo, explicó Yilen Gómez Maqueo Chew, coordinadora de este proyecto internacional, responsable del mismo en México e investigadora del Instituto de Astronomía (IA).

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“Observamos estrellas cercanas al Sol, pues por ser poco luminosas y con poca masa no se alcanzan a ver muy lejos. Estamos en el vecindario solar, cerca en escala astronómica, pero no podemos ir allá”, enfatizó la experta.

Similar a Júpiter

Gómez Maqueo Chew indicó que Queloz y Mayor descubrieron 51 Pegasi b, un planeta similar a Júpiter que da la vuelta a su estrella en sólo cuatro días, y no en 11 años, como lo hace Júpiter en el sistema solar.

La universitaria detalló que ya se conocían algunos exoplanetas que orbitaban alrededor de una estrella de neutrones, pero ninguno en torno a una estrella parecida a nuestro Sol.

Podría creerse que planetas semejantes a los del sistema solar debían comportarse de manera parecida a nuestro sistema.

Partiendo de esa premisa, si se encontrara un planeta como Mercurio, alrededor de una estrella tipo Sol, debería dar la vuelta a su sol en 88 días; uno como la Tierra, en 365; y uno como Júpiter, en 11 años. Pero en octubre de 1995, los ganadores del Nobel anunciaron el hallazgo de 51 Pegasi b, un gigante gaseoso que giraba alrededor de su estrella en sólo cuatro días.

“Entonces se plantó la semilla para estudiar más a fondo cómo se forman los sistemas planetarios y cómo evolucionan. Las implicaciones fueron muchas, porque no había que esperar 11 años a que el planeta rodeara a su estrella, sino días. La mayoría de los exoplanetas que se conocen hasta ahora tienen órbitas de días”, subrayó la científica.

Esto llevó a una revolución en la astronomía y permitió el descubrimiento de más de cuatro mil exoplanetas en la Vía Láctea, por lo que 51 Pegasi b se convirtió en un parteaguas sobre lo que se conocía del sistema solar, cambiando las ideas de cómo se forman los sistemas planetarios diferentes al nuestro.

Didier Queloz.
Didier Queloz.

Cosmología, disciplina de alta precisión

Las aportaciones de James Peebles, han contribuido a transformar la cosmología de una disciplina considerada especulativa, a una de alta precisión. Ha logrado establecer un escenario muy completo de la evolución del universo.

Vladimir Ávila, investigador en el Instituto de Astronomía, explicó que Peebles cimentó las bases del entendimiento de las casi imperceptibles fluctuaciones en temperatura de la radiación cósmica de fondo en microondas que baña al universo, y que son las semillas de las galaxias.

“Los estudios de Peebles dieron origen a toda una nueva disciplina que él mismo bautizó como “anisotronomía”, y gracias a la cual es posible medir con precisión los parámetros cosmológicos del universo. “Hemos podido acercarnos a su origen, cuándo se produjeron las fluctuaciones que, luego de evolucionar como él predijo, quedaron impresas en la radiación cósmica de fondo”, resaltó.

Sus indagaciones condujeron al modelo cosmológico más aceptado en la actualidad, donde la materia oscura fría domina sobre la ordinaria, siendo una componente invisible por definición, pero capaz de producir gravedad y propiciar el molde donde se forman las galaxias y, dentro de ellas, las estrellas y planetas.

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“La cosmología se ha desarrollado mucho más allá de lo que Peebles o alguien más haya soñado hace medio siglo, y hoy sostiene que nuestro paradigma actual aún está incompleto, que hay mucho más por hacer”, finalizó.